jueves, 15 de diciembre de 2011

¿Por qué violencia?

La gente no suele entender por qué un grupo de personas luchan. No entienden por qué se meten en un ring para hacer boxeo y desfigurarse la cara. O por qué se meten para hacer Karate, o Kick Boxing, o Taekwondo... En general, la gente se pregunta eso de "por qué luchar".




¿Para que sufrir?¿por qué sudar?¿POR QUÉ TANTA VIOLENCIA? Pues muy facil:



Porque en realidad, no es malo, sino todo lo contrario. Vamos a analizar la palabra violencia:

Según la RAE: 
1.  Cualidad de violento.

Ahora analizaremos, por partes, eso de violento según la RAE de nuevo:
1. adj. Que está fuera de su natural estado, situación o modo. Esta definición no la cumpliríamos aquellos que luchamos, pues la agresividad es totalmente natural. Somos animales, y luchamos para sobrevivir, como hacen los leones, los perros, etc. En todo caso, somos más "naturales" que aquellos que no luchan. Recordemos que reprimir instintos es malo. Pero obviamente, no vamos por ahí pegándole al primero que se cruce, así que si seguimos leyendo esa definición, nos damos cuenta que también nos adaptamos a la situación y al modo. Solo luchamos cuando es necesario, y estos casos son los entrenamientos, competiciones, etc. y, obviamente, en defensa propia. Dicho esto, esta definición queda totalmente desbancada para un luchador, pero sin embargo, no para los que no luchan. Pensadlo.

2. adj. Que obra con ímpetu y fuerza. Esta definición tampoco nos representa. Todo luchador sabe que en combate no hay nada más importante que el autocontrol y el control del entorno. Si que usamos la fuerza, pero no siempre. También usamos a veces el ímpetu, pero solo a veces. Con esto quiero decir que si se nos considera violentos por esta definición, entonces también debemos de considerar violentos al resto de deportistas, a los trabajadores obreros, o a cualquier persona que, por lo general, defeque.

3. adj. Que se hace bruscamente, con ímpetu e intensidad extraordinarias. Esta definición va por el mismo estilo que la anterior. Los movimientos brusco se utilizan, pero solo a veces. Sobre el ímpetu ya hemos hablado. Y sobre lo de intensidad extraordinaria... esto crearía un largo debate, pues 'intensidades extraordinarias’ si que usamos, pero son siempre intensidades controladas.

4. adj. Que se hace contra el gusto de uno mismo, por ciertos respetos y consideraciones. Obviamente, esta definición queda más que desbancada. Todo luchador lucha por voluntad y gusto propio.

5. adj. Se dice del genio arrebatado e impetuoso y que se deja llevar fácilmente de la ira. Volvemos a lo mismo, un luchados sabe controlarse. De lo contrario no es un luchador, sino alguien jugando a las peleas. La ira es una de las peores amistades en una lucha. Oscurece la visión y cierra la mente.

6. adj. Dicho del sentido o interpretación que se da a lo dicho o escrito: Falso, torcido, fuera de lo natural. Esta definición simplemente no encaja de ninguna forma. No comparemos manzanas con naves espaciales.

7. adj. Que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia. La ejecución de los movimientos en un combate son totalmente premeditados y de modo regular. Entran en la razón -pues cada movimiento tiene su lógica- y son justos. Si se comete alguna infracción es la propia comunidad "luchadora" que le rodea quien le impone la sanción. Si por esto se nos tuviese que llamar violentos, la mayoría de las personas lo serian, pues se cometen las injusticias en el día a día en la vida de uno mismo que en un combate.

8. adj. Se dice de la situación embarazosa en que se halla alguien. Obviamente, esta tampoco nos representa pues no estamos en ninguna situación embarazosa.


Una vez dicho todo esto, queda claro que la violencia no está en nuestras vidas. Pero aun queda algo más, y es la definición que tenemos en nuestro inconsciente, que sería algo así como "agresividad". Contra ello no tengo nada que decir. La agresividad la controla cada luchador a su antojo. No tengo ganas de justificar más el por qué luchamos, así que a contaros otras cosas mejores.

La lucha en realidad es un instinto que tenemos y, como dije antes y siempre digo, no hay nada peor que reprimir instintos. Es como si intentas reprimir el instinto sexual. Tienes que follar sea como sea o de lo contrario podrías llegar a hacer cosas que no hubieses hecho en la normalidad.
  
Obviamente no voy a explicar las ventajas que ya todos sabemos, esas que son típicas del deporte (sudor que limpia los poros de la piel, ventajas musculares, prevención de enfermedades, etc.). Ni los mentales que tanto oímos en las películas (mente despejada y relajada, tranquilidad, etc.). Pero lo que sí quiero explicar es la sensación de un combate. Lo hare brevemente. No por nada, sino para dejarlo la miel en los labios y que vosotros mismos busquéis mas (si es que aun no lucháis).

Por lo general, un combate suele estar preparado y organizado con bastante tiempo de antelación, así que lo único que puedes hacer en ese tiempo es esperar con ganas y seguir entrenando duramente. Otro momento clave es cuando vas al lugar al que luchas. Sueles estar rodeado de tus compañeros con el mismo sino. Ese "viaje" (digo viaje porque algunos suelen estar lejos de tu ciudad) suele ser un momento de mucha unidad entre tus compañeros y tú. En el coche -o el medio en el que viajes- suelen haber muchas bromas y muchas conversaciones. Es tiempo de relajación.

Cada situación es diferente. A veces tienes que luchar el mismo día y otras tienes que dormir en aquel lugar. Si lo que toca es dormir, entonces sientes una de las noches más relajadas de tu vida, pero a su vez, llena de energía. Cuesta dormirse sabiendo lo que te espera al día siguiente, pero hay que hacerlo para rendir bien. Tras hacer las últimas bromas con tus compañeros, relajas el cuerpo y vas a dormir

 Por la mañana, ya notas el nuevo día y los nervios. Te preparas y vas a desayunar con tus compañeros. Ya te puedes imaginar la situación… pues siguen habiendo bromas y no hay cosa que más energía te de que tus buenos compañeros te saluden por la mañana. Después de desayunar y charlas u rato con ellos, te diriges al lugar donde el destino te espera. Normalmente sueles ser sitios grandes de los cuales te enorgulleces de entrar, no sabes por qué, pero te enorgulleces. Allí conoces al resto de competidores, por lo que empiezan los saludos y presentaciones. Sobre todo hay algo que nadie se espera, y es el buen ambiente. Toda la gente te trata con respeto, pues ahí todo el mundo “es alguien”. Como en mi arte se dice: se respira un gran Axé.

Desde un cierto tiempo antes, solo tienes la mente puesta en tu lucha. Te da igual el resto; a ti lo que te importa es la lucha, por lo que te preparas, calientas el cuerpo, lo estiras, lo preparas bien y, desde entonces, eres un arma. Suele haber gente antes que tú, así que solo te queda esperar a tu turno y cuando le toca a un compañero tuyo le ayudas. Antes de entrar le das consejos, observas su combate con total intensidad y le vuelves a dar consejos en el tiempo de descanso. Pero, como con todo, a ti también te llega la hora.

Es tu momento. Tus compañeros te apoyan y aconsejan tal y como tu hiciste con ellos. Te pones las protecciones necesarias y entras en el lugar donde se va a llevar a cabo la lucha. Desde que este momento comienza, no piensas en nada más. Tienes la mente totalmente despejada y fijada en tu objetivo. Una vez que tienes a tu contrincante delante y está a punto de empezar, la adrenalina comienza a correr fuertemente por todo tu cuerpo. La adrenalina es tu compañera, tu fuerza, tu voluntad. La adrenalina te dará el impulso necesario para poder dar cada golpe y aguantar los recibidos.

Entonces, el combate comienza... Es un momento mágico. Todo el mundo os mira y os dicen cosas, os graban u os hacen señas, pero tú no te das cuenta de nada, absolutamente de nada. Solo estás fijándote en tu objetivo y estudiando cada paso. Los golpes duelen muchísimo (a pesar de que en las películas veamos que un puñetazo se aguanta como si nada) pero la adrenalina junto a tu voluntad de poder (adquirida sobre todo con el entrenamiento) hacen que estos apenas los sientas. Puedes decaer, ralentizarte, o estar cansadísimo, pero siempre tienes ganas de continuar. Cada golpe dado es una victoria de tu entrenamiento al igual que cada contraataque. Cada golpe recibido un motivo por el que seguir entrenando y mejorar, pero no una desilusión. Te mueves de un lado a otro y tu rival hace lo mismo. Los dos estáis en la misma situación y, cuando menos te lo esperas (y a veces, cuando más lo esperas) toca el sonido del descanso. Te retiras a tu lugar donde te esperan tus compañeros y recibes nuevos consejos que a veces no ves, apoyos y fuerzas. Una vez terminado el descanso, te diriges de nuevo adentro para continuar el combate, y así es. Los dos, cada uno con sus técnicas y formas, atacan. Nunca vives un combate igual al otro, por lo que ni siquiera el segundo tiempo es igual al primero, por lo que te tienes que volver a adecuar.

El combate termina, y tu ya has dado todo lo que has podido (o eso se supone, pues hay veces en las que te bloqueas y no das ni un 10% de lo que deberías). Luego, dicen quien ha sido el ganador. Si has perdido, no debes de desilusionarte (de hecho, yo personalmente nunca lo hago) solo es motivo para seguir mejorando con más fuerza. Al fin y al cabo has hecho lo que has podido en esa situación. Pero por el contrario, si has sido ganador, entonces te sientes totalmente satisfecho. Has superado una nueva meta. Tu cuerpo se llena de felicidad y energía.

La vuelta atrás es distinta. Suele ser cansada, pero con la satisfacción de haber luchado. Tus amigos ya hablan menos, pero aun hablan y las bromas siguen siendo constantes. Y una vez llegas a tu casa, solo quieres dormir y recuperarte de las heridas recibidas que, al principio no duelen por la adrenalina y el hecho de estar en caliente, pero luego duelen bastante.

Sin lugar a dudas, el mundo de la lucha es único... Puedes luchar contra cien millones de personas, pero no te enfadas con ninguno; todos son tus compañeros. Compañeros que comparten el mismo gusto. Sin duda alguna, es uno de los deportes más leales que existen.

En cierto modo, el mundo de la lucha deja de ser un hobby para convertirse en un estilo de vida, un estilo de vida diferente totalmente, con su filosofía y forma. Una vez que entras de lleno, es muy difícil salir pues no puedes imaginar una vida sin el reto constante que te supone. Normalmente lo tienes que dejar por edad, lesión o cualquier cosa por el estilo. Mientras… nunca pensaras en rendirte.

Mi arte es la Capoeira. Mi vida es la Capoeira. Y mis hermanos son todos aquellos que luchan y practican algún Arte Marcial o deporte de contacto. Mis más sinceros saludos a todos vosotros, que vivís en todas las partes del mundo. Os deseo lo mejor.

Muito Axé, Camaradas.



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