viernes, 17 de agosto de 2012

Vacío

¿Bebes agua? ¿Sabes diferenciarlas? Si es así, entonces entenderás cuando te digo que cada botella tiene su agua.

Cuando se compra una botella de agua, no para todos significa lo mismo. Algunos sólo piensan en beber y acabar. Sin embargo, la cosa, para otros, va más allá. Has comprado una botella con unas formas perfectas para su uso y con un agua que debes disfrutar. Si de verdad sabes la diferencia sabrás por qué compras el agua en vez de beber del grifo.

Cuando tienes el agua, lo mejor que puedes hacer es disfrutar de cada gota. Hacer como un árbol y que hasta la parte más pequeña recorra la última curva de tu cuerpo. Aprovecharla al máximo y en cada momento, pues lo bueno del agua es que no hace falta tener sed para disfrutar de ella.

Pero… ¿qué pasa cuando el agua se acaba? ¿Tiramos la botella sin más? Se puede volver a rellenar con agua del grifo, pero tú entiendes de agua, y sabes que esa no es la que quieres. Hay mucha agua en el mundo y la puedes conseguir de muchas formas, sin embargo, ningún agua es como la de aquella botella…

Cuando un envase contiene un producto que no es suyo, éste se siente vacío. Lo que hacen muchos es tirar el envase o rellenarlo, pero pienso que, como buen catador de agua, esa botella no debe de sentirse vacía. Mete la botella en una mochila, sube la mochila a tu espalda y dirígete al manantial donde provenía aquella agua. Si de verdad lo entiendes, lo harás.

Cada persona tiene su gusto. Algunos vamos a buscar al manantial a buscar agua, otros van a una viña a buscar las uvas para su vino, otros al mejor bosque a buscar su madera… pero quien entiende y sabe diferenciar, sabe escoger y dónde ir.

A veces cometemos el error de no demostrar que disfrutas lo suficiente del agua. A veces, las botellas son tan grandes y dan tanto agua que te acostumbras a ella y no le demuestras que es el mejor agua y que por eso la has escogido. A veces… uno se da cuenta tarde y se ha bebido el agua sin quizás demostrarle suficientemente lo importante que es esa agua. Y a veces… alguien ha podido rellenar esa botella con algún otro agua. Tú, como buen catador, sabes que el agua no se desperdicia por muy mala que sea, así que esperarás a que esa agua se acabe. Entonces, y sólo entonces, llegó el momento de meterla en tu mochila, subirla a tu espalda, e ir a buscar el manantial para darle su agua.

Que ninguna botella se sienta vacía...







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