jueves, 25 de octubre de 2012

Conejito vampiro

Hubo una vez una mamá conejo que tuvo conejitos. Entre ellos, hubo uno especial pero nadie sabía por qué. Tenía los ojos verdes y los dientes grandes. La mamá conejo estaba muy feliz porque le iba a dar a sus conejitos por primera ver de comer, así que no esperó ni un segundo y se puso a alimentarlos, pero cuando llegó al conejo de ojos verdes se dio cuenta de que no quería comer, se negaba. Se fue corriendo y mordió a una vaca que tenia al lado. ¡Le estaba chupando la sangre! Y es que se trataba de un conejito vampiro.

Sus hermanitos conejitos y su madre le rechazaron desde el principio, no querían saber nada de él. El conejito de ojos verdes se fue y se crió sólo en el bosque, haciéndose fuerte e inteligente, pero estaba siempre solo. Nadie de su especie le quería, y los de otra especia les tenían miedo y corrían de él. Por suerte, un día me lo encontré por el bosque y nos pusimos a hablar.

-Hola, ¿cómo te llamas? -me preguntó.
-Me llamo Alex, ¿y tú?
-Yo no tengo nombre…
-¿Por qué?
-Porque nadie me quiere.
-¡Pero si eres muy bonito! Tienes unos ojos muy lindos y eres muy fuerte, ¿por qué no te van a querer?
-Pues porque soy un conejito vampiro.

Le pisé y lo maté. Nadie quiere a un conejito vampiro.




miércoles, 24 de octubre de 2012

Infancia

Huele a agua caliente. Luz tenue. Chimenea puesta. Música alta. Mi padre en la cocina. Mi madre en el cuarto de baño. Mi hermano en sus brazos. Es uno de sus baños  de recién nacido. Yo en el salón. Un cubo hecho de lata que contenía todos mis juguetes está volcado. Mientras, yo me imagino un mundo con los cochecitos.

Es mi hora. Me ducho. La música es lenta. Más lento aun mi baño. El olor a agua caliente que sentía en el salón es más intenso ahí dentro. Fuera, todo relajado, mis padres hablan y preparan la cena.

Termino. Tengo frio. Me cubro con la toalla y me agacho. Así me quedo hasta secarme solo. Me pongo la ropa. Salgo directo a la chimenea. Huele a queso, aceitunas y cenizas.

Todos vamos al salón. Nos juntamos y comenzamos a comer con la tele de fondo. Terminamos y nos echamos a ver la película.

Es hora de irse a la cama.

Infancia. Dulce infancia. Cuánto han cambiado las cosas… pero qué igual sigue todo. Nada como el calor, el olor a agua caliente, tu familia, el hogar y tener 7 años. Me gustaría tener 7 años, oler a agua caliente, tener la chimenea puesta y ésta canción de fondo.




jueves, 11 de octubre de 2012

Por una sonrisa

Acabo de borrar un texto muy largo en el que básicamente decía que la gente necesita una sonrisa en su cara.

Lo he borrado porque era muy largo. Para tener una sonrisa en la cara no hace falta que escriba cosas largas, solo hay que actuar. Estoy cansado de que la gente se crispe por tonterías y demás gilipolleces. En el texto que acabo de borrar contaba dos historias que me pasaron ayer: una persona se cabreó conmigo al corregirle la palabra “frotamiento”, y es que se refería a la fuerza de rozamiento, no de frotamiento. Y la otra de la crispación que se crean en lugares como las asambleas, donde los propios compañeros se legan a mirar con malos ojos.

Joder, que no digo que haya que ir regalando flores por ahí. Pero al menos vamos a tener un poco de empatía por el prójimo. A veces pienso que la sociedad no tiene solución simplemente porque somos gilipollas, y punto.

Con lo bonito que es el mundo… y nos enfadamos porque el cielo es azul…



Aun que a éste post le hace falta ésta canción. ¿Cómo no? Joder…



Y también aprovecho para decir que antes de ayer éste blog alcanzó las 5.000 visitas. Antes de tener este rinconcito solía escribir y luego borras-tirar-romper todo lo que escribía. Llevo tirado mucho en mi vida, pero decidí tener éste blog para mí. Al fin y al cabo nadie me leería, como sucedía antes, y a cambio lo tendrá todo guardado. Además, como ciertas cosas que escribo sí que son de interés general… pues puede que hasta le sirva a alguien.

Es placentero ver como la gente lee desde todo el mundo. Muchos mexicanos, Estadounidenses, la parte este de Sudamérica… y en España, los primeros en leerme son los de Huelva, de donde soy. Supongo que mi gente sabe de su existencia y lo va siguiendo de cuando en cuando. Sevilla, Cataluña (en general) y Madrid son los siguientes.

Bueno, sea como sea, gracias a todo el mundo. Gracias a los que desde cualquier parte del mundo leéis esto, de verdad. Pero vamos, que tampoco vendría mal algún que otro cometario :D

Por cierto, dejémonos de mariconadas y pongamos música buena. ¡¡Vayámonos todos al monte!!



Disfrutad esta canción, a mi me pone los pelos de punta :)

¡¡Salud y alegría!!

martes, 9 de octubre de 2012

Crónica del 25S, 26S y 29S en Madrid

EL pasado 25S fuimos a Madrid a la convocatoria de ‘Rodea el Congreso’. Al final volvimos el 27 puesto que el 26 hubo otra convocatoria. No sabíamos a lo que íbamos. No sabíamos si íbamos a estar un día, dos, una semana… nosotros solo fuimos. El 29 hubo otra convocatoria, volvimos a asistir.

Si me ha servido de algo todo esto, es sin duda para reflexionar sobre varios temas. Ahora, sé quiénes son verdaderamente los agentes de la UIP, y sé que si seguimos actuado como hasta ahora lo único que conseguiremos es que se rían de nosotros. Ahora pienso cosas que antes jamás me imaginaba que iba a pensar, y aun que no me deje llevar por extremismos, sí que es verdad que soy mucho más contundente. Sigo, y seguiré defendiendo la no-violencia. PERO si soy atacado o veo ataques injustos, me veo en la OBLIGACIÓN de responder. Sólo para resolver el problema, luego a disolverse. Sigo pensando que mi enemigo es el sistema y no los policías. Sigo pensando que quien usa la violencia para IMPONER algo no es más que un fascista al que hay que evitar. Los cambios, o se producen en consenso entre todos, o no serán cambios.

Hemos tenido que realizas una crónica de aquellos días en Madrid para nuestro periódico, así que aquí os la dejo. El día 25 y 26 están redactado por mí, el 29 por dos compañeras. Lo digo para que me perdonéis por mi parte, que es bastante mala… pero es que no sé cómo expresar lo vivido allí. Esto es básicamente un resumen.


Crónica 25S, 26S y 29S en Madrid.

Son diversos los motivos por los que queremos realizar esta crónica, los principales son hacer de contra-información respecto a los medios de comunicaciones comunes y haceros llegar en primera línea lo que nosotros mismos vivimos en nuestras carnes.

Cuando estábamos allí, en Madrid, estábamos en continuo contacto con las personas de Huelva, y eran ellos los que nos mantenían informados de lo que decían los medios. Era bastante impactante, porque varias de las cosas que los medios afirmaban nosotros no lo veíamos, o inversamente. Estamos acostumbrados a decir eso de "televisión, manipulación", pero ver uno mismo en directo que están mintiendo... es otra cosa. Comencemos desde el principio.

Tras buscar diferentes medios de transporte, terminamos decidiendo ir en un bus de línea regular, pues era la opción más barata. Otros compañeros fueron en coche y otros en tren. Salimos de Huelva el día 24 por la noche. Estábamos nerviosos pues no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, pero en cambio estábamos muy contentos por participar en algo así. No pudimos dormir en toda la noche, pero llegamos con mucha energía a Madrid, además de temprano...

Fuimos los primeros en estar a Atocha, uno de los puntos de encuentro. Allí ya estaba esperándonos una fila de 7 furgonetas de policía. Sobre las 11:30h llegó un bus desde Sevilla, ya comenzaron a llegar los demás.

Ya a las 12h éramos bastantes en Atocha. Mucha gente de todas partes y con mucho ingenio, pues habían desde pancartas hasta trajes que jamás habríamos imaginado. Allí permanecimos todos hasta la hora de comer que nos dirigimos al Paseo del Prado a la altura de la rotonda de Neptuno. El número de personas aumentó considerablemente y las actividades que se realizaban eran diversas. Habían personas creando pancartas grandes, otras poniendo algo de música, otras simplemente comiendo y descansando un rato... El buen ambiente que había allí relajaba bastante. Personas de diferentes ideologías y edades convivían se apoyaban para cualquier cosa que se necesitase.


Tras el descanso, vino la asamblea sobre las 17h que se llevó a cabo en la misma zona para informar sobre los actos a realizar a continuación y para dejar unas rondas de micro abierto. Nos sorprendimos bastante al subirnos a una plataforma para hacer fotos... Todo el parque del Paseo del Prado estaba lleno de gente. Todos en la asamblea escuchando, hablando y proponiendo.


Una vez finalizada la asamblea, todos nos giramos y fuimos a Neptuno, que para quien no lo sepa esta a 20 metros, por no decir que es lo que viene a continuación. Ya había gente allí, y nosotros nos unimos. Ahora éramos más aún. No sabíamos qué hacer entre tanta gente, lo primeo que se nos ocurrió fue ir corriendo a una rejas que pertenecen a las ventanas del Museo Thyssen y nos pusimos a grabar y a hacer fotos a todo el mundo. Neptuno se llenaba por segundos. Tras hacer las fotos nos dirigimos a primera línea, junto a las vallas. Allí nos volvimos a subir a las rejas del Museo e hicimos fotos en las que se veían a los manifestantes y a los policías en el mismo plano. Todo parecía una escena de una película de guerra. Había gente por todos lados, desde la vía, a las rejas, los balcones...


Fuimos de nuevo a las vallas para ver si nos dejaban entrar al registro a entregar la solicitud de Demo4.0, pero los policías no hablaban ni siquiera para contestarnos. Tras la larga insistencia de una señora, un policía se acerco y nos dijo que tendríamos que ir a la calle Zorrilla a entregarlo, así que nos dirigimos allí. Desde la esquina de la calle de las cortes hasta la calle Zorrilla había una fila enorme de furgones de la policía, y otra fila de policías pegados a la pared del museo. Llegamos a Zorrilla y había varias filas de policías extremadamente protegidos acordonando la entrada. Los petos les protegían incluso el cuello y parecía no dejarle poder hacer muchos movimientos, pero sin duda alguna era una gran barrera. Ya había gente allí intentando entrar en el registro, pero la policía no les dejaba pasar ni nos contestaban. Comenzamos de nuevo a grabar todo lo que sucedía, sobre todo cuando sin motivos se pusieron los cascos. Todos sabemos que cuando están relajados llevan los casco colgados en el cinturón, pero cuando la situación se pone tensa entonces se ponen los cascos, luego los escudos y por ultimo aparecen los de las escopetas (que pueden haber estado allí desde un principio, como allí sucedió). En ese momento todo el mundo se sentó en el suelo como siempre se hace para mostrar que la situación es pacífica, pero los policías seguían uniformándose e incluso se cambio la primera fila por la segunda que estaba aun más protegida. Hubo un señor que se quedó en primera fila de pie e insistiendo que les dejasen pasar al registro o, que al menos, les diesen sus números de placas.

La situación continuó un buen rato así, sin que nada cambiase, hasta que desde el fondo apareció un policía y le dijo que apuntase su número de placa, el hombre lo comenzó a apuntar pero cuando iba por la mitad le dijo que pasase dentro. Todos comenzaron a aplaudir pensando que habían cedido, pero los que estábamos en primera fila dijimos que lo único que hacían era hablar con él. El policía solamente le dijo fue que no podía dejarle pasar y, básicamente, que dejase de dar el “espectáculo”. Cuando salió de entre los policías nos comentó que era imposible pasar pero que al menos tenía su número de placa. Algunos de los allí presentes dijeron de ir a la comisaría más cercana y presentar una denuncia colectiva, algunos fueron, pero la mayoría nos quedamos en aquella calle.


Tras pasar bastante tiempo allí sin que nada ocurriese y con el frio entrándonos hasta el último de os huesas, apareció la cabecera de una manifestación que iba dirección a Neptuno, así que decidimos unirnos a ellos. Pero cuando íbamos de camino a ella, a nuestras espaldas hubo una estampida que venía desde la propia plaza Neptuno, así que cogimos nuestras cámaras y nos dirigimos hacia el punto de donde todos venían, pero al llegar todo había sido una falsa alarma. Lo positivo de aquello fue que al menos pudimos avanzar hasta Neptuno casi sin problemas, pues de lo contrario tendríamos que haber ido reptando entre la multitud. Allí, de vuelta en la esquina del museo Thyssen de la calle de las cortes, vimos a un grupo de bomberos procedentes de diferentes ciudades, y el ambiente más tenso aun... A partir de aquí, dar una visión detallada sobre lo ocurrido es casi imposible, pues raro era el minuto en el que no había que salir a correr. Nosotros mismos nos perdíamos los unos a los otros y nos quedábamos solos y no nos volvíamos a ver hasta pasado un tiempo, o hasta el final de la manifestación.

En las vallas había personas que comenzaron a zarandearlas y de repente se escuchó un petardo. Los manifestantes no tardaron en rodear al autor y acusarle de infiltrado, no podría decir si realmente lo era o no porque ocurrió lejos, pero fuese quien fuese le consiguieron expulsar de la manifestación. Se acusa siempre a los manifestantes de violentos, mientras que la realidad era que cuando alguien producía algún altercado los demás le expulsaban. Creo justo volver a recordar que explicar lo que sucedió desde otros puntos es casi imposible, pues aquello era un caos y había veces en las que no sabias ni en qué punto te encontrabas. Dicho esto, vuelvo a situar los hechos en la esquina del Museo Thyssen de la calle de las cortes, Plaza Neptuno. El ambiente comenzó a ser muy tenso y ya se habían producido varias cargas en diferentes zonas con lo que el agobio comenzaba a atraparte los pulmones. Había muchísima gente y apenas te podías mover, y eso significaba que en la próxima carga ibas a caer y no podrías ni siquiera correr. Grabábamos continuamente sin parar para que todo quedase bien registrado, incluso a los policías que hacían guardia, hasta que de repente todo estalló y comenzaron las cargas grandes. La policía salió y desplazó a la gente que se encontraba en las vallas unos 15 metros aproximadamente, aprovecharon la ocasión para hacer un pasillo desde el centro de las vallas hasta la parte trasera donde se encontraba un gran despliegue policial. Era imposible saber que sucedía o qué hacer, sólo escuchabas a la gente gritar y las escopetas de pelotas de goma cada diez segundos, y nosotros inmóviles...

Consiguieron hacer una barrera policial delante de las vallas y todo un pasillo por el que los furgones de los policías pasaban. A los lados de las vallas había unas vallas puestas en una cierta posición que hacían de puerta (que siempre estuvieron ahí) y la usaban tanto para que las unidades policiales saliesen a cargar como para llevar a los detenidos dentro. Decidimos ir hacia la propia barrera policial y nos pusimos justo al su lado, donde veíamos continuamente unidades de policías en fila entrando y otras saliendo para sustituirlas mientras que de vez en cuando algunos de los que entraban eran detenidos llevados en volandas por varios policías. Si mirábamos hacia el fondo de la calle, hacia el congreso, veíamos furgones por todos lados, furgones celda, policías a caballos, vehículos especiales... y todo protegido por la barrera policial. Los disparos no cesaban ni un solo instante y las carreras de los policías menos aun, por lo que decidimos ir pegados a la barrera policial de nuevo a la pared del museo para subirnos a las rejas a grabar, pero tras tardar más de dos minutos en desplazarnos simplemente seis metros debido a la cantidad de gente que había, un policía nos detuvo y nos dijo que ahí no nos podíamos subir. Le comentamos que era para grabar porque vimos a una persona subida, pero nos volvió a decir que no. Más tarde nos enteramos que no le permitían bajar a esa persona que estaba subida, por ello se quedo ahí. Aun así, con toda la concentración que había estaría más cómodo allí subido que abajo donde apenas podíamos respirar.


Entonces sucedió algo que nos marcó bastante. Lo que vimos no era una orden de un superior ni un toque de atención, a eso yo le podría llamar desde incitación hasta abuso policial. Y es que el mismo policía que no nos permitió subir a la reja comenzó a empujar a una chica diciéndole que no se acercase más, pero los empujones no eran suaves ni para indicarle el camino, sino totalmente bruscos y sin sentido, pues con todos los que éramos parecía más bien que estaba amasando una masa de pizza que indicándole que se echase para atrás (que no podía...). Entonces nos metimos en medio junto a otro chico que se encontraba allí para que dejase de empujar a la chica y ella comenzó a llorar de los nervios, él dejó de empujar pero continuó gritándole que se apartase. Le dijimos al policía que parase ya pues lo que estaba pidiendo era imposible, y tras un rato discutiendo le pregunté a la chica qué le ocurría. Nos comentó que ella ni siquiera había participado en la manifestación, sino que tenía que pasar para dentro porque vivía por la zona y no le dejaba (Si la gente llevaba documentación sólo tenía que enseñársela al policía que se encontraba en la puerta y le dejaba pasar, pero ella no tenía nada o simplemente no le dejaron pasar, no lo sabemos con certeza), comenzó a ponerse nerviosa y tuvo miedo, por eso no se volvió para atrás, porque si se metía en aquella masa de gente seguramente habría caído al suelo del pánico y los nervios. Y aun estando allí sin tener nada que ver, con problemas de ansiedad y el policía sabiendo qué ocurría, se atrevió a darle esos empujones. Ahí vi que esos policías no eran los de Huelva, no eran esos amables personajes que nos acompañaban a las manifestaciones haciendo su trabajo sin ningún problema más, sino que estaba ante un agente de la UIP, lo más descerebrados del CNP, con el poder de hacer lo que fuese necesario sin ningún tipo de conciencia.



De allí no nos volvimos a mover por si ocurría algo de nuevo con la chica y, además, por que prácticamente era imposible pasar entre todo el mundo. Pasamos allí bastante tiempo sin saber absolutamente nada sobre otros compañeros y sin poder hacer nada. Los disparos seguían escuchándose cada diez segundos y los policías no paraban de entrar y salir, mientras que algunos detenidos eran arrastrados hacia adentro. Desde allí vimos a un hombre bastante mayor con bastante sangre que salía de su cabeza. Los policías tuvieron que parar delante de las vallas, esperar a que un médico le atendiese para que quizás al menos parase de salirle sangre, y luego volvieron a levantarlo y se lo llevaron hacia adentro junto a los demás detenidos. También vimos cómo pasaron dos o tres encapuchados a los que la gente les comenzó a silbar, y al principio no sabíamos por qué, pero rápidamente nos enteramos que eran policías infiltrados. Nosotros no parábamos de grabar, pero vimos que detuvieron a uno más y decidimos grabarle mientras traspasaba las vallas. Como estaba grabando de antes, levanté la cámara para no grabar al policía con el que antes tuvimos la bronca y grabar directamente al detenido, pero este amable policía no tuvo mejor idea que agarrar la cámara y bajarla apuntándola hacia el lado opuesto mientras me decía "está todo grabado ya". Le dije que no le grabé a él, sino al detenido y me contesto "te estoy diciendo que no me grabes", le dije que no le grababa a él, que si él me decía que no le grabase no lo haría, pero que quería grabar a los detenidos, y el sólo sabía contestar que no le grabase una y otra vez de forma despectiva.

Todo continuaba siendo muy tenso y estaba en aumento. Luces por todas partes y gritos. Entre la barrera policial y las vallas había varias unidades de policías listos para cargar, pero ellos permanecían allí protegiendo la zona.

Un policía vino desde atrás y le dijo algo precisamente a nuestro amable policía (qué buena suerte...) y toda la fila se comenzó a preparar. Sacaron las porras y los de las escopetas, uno de ellos era el amable, se posicionaron levemente detrás de sus compañeros. Cuando todos estuvieron listos nos dijeron que nos teníamos que ir, algo que nos hizo bastante gracia, y hablo lateralmente pues algunos se echaron a reír de lo absurdo que fue eso. Insistieron en que nos teníamos que echar para atrás y nos empujaron a todos, hubo algún que otro golpecito de porra y todo quedó ahí, como es normal... pues no podíamos movernos. A pesar de las risas, no sabíamos si reír o llorar, pues sabíamos que nos iban a dar palos y se iban a quedar bastante a gustos con nosotros ya que no podíamos hacer más que recibir. El ambiente duró así algunos minutos y nosotros solo podíamos "negociar" con la policía para que entrasen en razón (si es que algún agente de la UIP es capaz de hacerlo o si es que simplemente está dotado de ella).

El resto continuó sucediendo lo que os acabamos de contar una y otra vez, con lo cual continuar sería ya demasiado espeso. Cuando pasó bastante tiempo la gente ya estaba detenida, o había salido a correr o se había ido, con lo cual en la plaza éramos pocos. Nuestra esquina estaba mucho más despejada y era fácil moverse. Llegó un momento en el que nos acostumbramos a la situación y decidimos cenar allí en medio, sacamos lo poco que llevábamos y nos pusimos a comer. Nos dimos cuenta que a lo tonto los policías iban dando pasos como quien no quiere la cosa y comenzaron a comernos el terreno, así que nos fuimos nosotros frente a ellos e hicimos de barrera. Así, de barrera, permanecimos hasta bastante tarde.

Ya cansados de estar allí nos fuimos a movernos por la plaza, por las zonas que quedaban libres y vimos a la gente algo más relajada. Éramos pocos y dispersos, pero seguíamos allí. Había gente por todos lados y hablando desde política hasta de las cargas policiales, e incluso algunos estaban hablando con los policías. Los policías incluso estaban riéndose junto a algunos de los manifestantes y todo parecía ya tranquilo. No pasó mucho tiempo hasta que mandaron hacer la última carga y comenzaron a dar palos a todo el que viesen en medio, pero como éramos ya tan pocos no tuvimos otra opción que la de irnos. Los policías no se empeñaban apenas en correr en comparación con las cargas anteriores, y los que estábamos en la plaza nos retiramos casi andando. Nos llevaron hasta la acera de enfrente y allí ya pararon las cargas, sólo hubo un policía que se acercó a nosotros para intimidarnos pero tras dar tres pasos se volvió a la fila con el resto mientras que otros policías comenzaron a correr hacia los laterales para detener a algunos manifestantes que salieron a correr. Parecía que la excusa perfecta para ser detenido era echarse a correr.

Después de esto nos reunimos todos y fuimos a dormir a casa de un compañero, donde vimos por primera vez las noticias y nos asombramos bastante. Éramos un buen grupo los que pasamos aquella noche allí.

Al siguiente día, el 26, volvimos a ir a Neptuno puesto que el 25 por la noche, antes del desalojo, comentaron por megafonía que nos volveríamos a ver allí a la misma hora. Nosotros volvimos a ir, pero sabíamos que esta vez se trataba de una convocatoria ilegal ya que no había sido notificada y pensábamos que el despliegue policial iba a ser peor, pero por sorpresa vimos a la policía incluso más relajada aun. Los medios internacionales se había hecho eco de lo sucedido el 25, sobre todo de lo ocurrido en Atochas, y acudieron de forma masiva, al igual que pensábamos que iba a haber poca gente puesto que muchos habrían regresado a sus ciudades pero no fue así, y es que el efecto llamada de las cargas es un gran arma de convocatoria. El día transcurrió exactamente como el día anterior; cargas por todas partes y estampidas de un lado a otro, así que me enfoco en los acontecimientos importantes para no explayar.



El primero es el fracasado intento de la policía de intentar mantener el tráfico fluido; las dos "orillas" se pusieron a llamarse y al final se juntaron, dejando a la fila de policías rodeados por todos los manifestantes. Al poco tiempo se comenzaron a retirar dirección calle Zorrilla, y como los últimos policías no tenían a nadie que les cubriese las espaldas decidieron sacar las porras y dejar un perímetro de seguridad a su alrededor por si alguien se atrevía a juntarse demasiado. Más tarde llegó una manifestación que había convocada de antes que supuso un gran aumento de personas en la plaza Neptuno. Portaban unas ancaras bastante buenas, una de ellas sujetas con globos de helio que la elevaba unos veinte metros y todos podían leerla.


En todo momento había gente sentada en el suelo, tanto frente a las vallas como en la salida de Neptuno dirección Cibeles. Eran muchísimas las personas que estaban sentadas, tanto que parecían una mancha entre la multitud. Seguían saliendo infiltrados o acusados de ser infiltrados y las cargas no tardaron en llegar. La contundencia no se alejaba de la del día anterior, si es que no la llegaba a superar. A pesar del gran número de personas, a media noche Neptuno se volvió a vaciar y la policía aprovechó la situación. Las dos calles del Paseo del Prado para salir de Neptuno estaban cortadas por la policía pero con un hueco para poder salir, mientras que en la calle opuesta a donde se encontraban las vallas los policías hicieron una fila que fueron estrechando poco a poco. Varias personas fueron a parar el avance de la policía que intentaron encerrarnos, se pusieron justo delante de ellos pero la policía respondió con unas cuantas porras. Los medios no tardaron en llegar y el resto de personas para apoyar, así que consiguieron pararlos, pero los lados quedaron libres y lo aprovecharon para seguir estrechando. Cada vez estábamos más encerrados y éramos menos, pues había gente que al ver tal escena prefirió marcharse de lo nerviosas que estaban.



La policía nos grababa y continuaba encerrándonos más. Llegó un punto en el que nos tuvimos que subir de nuevo a las rejas para poder grabar, y una vez allí arriba comenzó la última carga para desalojar la plaza, así que decidimos volver a bajar para estar junto a los demás y nos dejarles solos. Hicieron el sucio juego de conducir a todo el mundo a un mismo punto ¡incluida a la prensa! y allí nos retuvieron sin dejarnos salir. Varias personas, entre ellas Rafa, uno de los coordinadores del 25S, les preguntaban que por dónde podíamos salir, pero no respondían a nada, sólo de vez en cuando venia algún policía de algún otro lado a decirnos que nos fuésemos por el lado contrario, y en allí nos decían que no. Nos mandaban a la inversa y sucedía lo mismo. Todo esto mientras seguían presionándonos a un grupo de no más de 50 personas, que éramos los últimos en la plaza ya que al resto les consiguieron desalojar. Tras mandarnos varias veces de un lado a otro, o más bien, hacernos mirar de un lado a otro puesto que no nos podíamos mover, y darnos alguno que otro palo, nos dejaron salir por un corralito que habían preparado el cual nos enviaba a una zona concreta para salir de Neptuno. Cuando los primeros comenzaron a salir unos policías fueron detrás de ellos, así que salieron a correr. Era una trampa. Pero a los que íbamos atrás pudimos salir sin que nos hiciesen nada. Una vez salimos nosotros, Neptuno quedó desierto. Dentro solo quedaba #AcampadaPolicía.


Ya fuera, algunos policías continuaron siguiéndonos para que nos fuésemos más lejos aún de lo que estábamos, pero no ocurrió nada más. La peor parte estaba en las calles donde no había periodistas, como siempre, y es que detuvieron y apalearon a muchísimas personas. No había motivos, estaban fuera, pero continuaron con las carreras y detenciones.


El sábado 29 de septiembre, se volvió a efectuar una nueva concentración en Neptuno.  Seguía habiendo más que razones, pero sobre todo se llevó cabo a causa de las fuertes cargas policiales efectuadas en los días 25 y 26 de septiembre.

Pese a que la jornada estaba prevista para las seis de la tarde, hubo personas que empezaron a congregarse una hora antes. Sin embargo, el hecho de no haberse notificado oficialmente y cumplido con lo que legalmente se requiere, hizo que, entre otras cosas, los medios de comunicación no tuvieran un espacio habilitado para ellos y se vieran obligados a entrar como manifestantes.
El desarrollo de la convocatoria fue tranquilo hasta las diez de la noche. Los y las participantes se mantuvieron cerca de las vallas que rodeaban el Congreso, sin que se produjeran altercados mayores, pese a que las alusiones a la policía en los canticos eran cuantiosas. Fue a  partir de la diez cuando comenzaron las tensiones debido, en primer lugar, al lanzamiento de varias botellas y petardos a la policía por parte de un grupo de personas que estaban situadas dentro de la manifestación y que fueron abucheadas para que detuviesen su actuación; y por otro, a la detención de un manifestante que  provocó que del resto de personas allí presentes se movilizasen hacia los miembros de la UIP para exigir, al grito de "libertad", el cese de la detención. El acto de protesta se mantuvo durante un tiempo hasta que, sobre las once y media, la policía comenzó a desplegarse y avanzar, con el objetivo de desalojar la plaza. Para ello, y al ver que los y las manifestantes se mantenían sin moverse, la policía optó por hacer uso del miedo, con lo que comenzaron a correr con las porras en la mano. Al ver esto, y debido a los antecedentes ya comentados, la mayor parte de las personas que aun continuaban allí, se fueron dispersando hacia calles colindantes a Neptuno, mientras otras se sentaban y permanecían al lado de las vallas, presionadas por la policía para que se marchasen. Aquellas que se quedaron allí sentadas, fueron rodeadas por la policía para ser detenidas. Transcurrieron unos veinte minutos de incertidumbre, hasta que, uno de los manifestantes dialogó con la policía, con el propósito de llegar a algún acuerdo con ellos. Finalmente, todo terminó sin ninguna detención, ni identificación de quienes participaron en la sentada.


A pesar de haber habido tensión y cargas policiales, lo cierto es que nos fuimos de allí con la sensación de haber sido una jornada pacífica, donde algún grupo de manifestantes se habían sobrepasado con sus actos pero que, finalmente había sido una actuación comedida de la policía (siempre en comparación con las cargas de las jornadas anteriores). En pocos minutos todo volvió a la normalidad: el tráfico, los furgones policiales desaparecieron e incluso las vallas que habían impedido el flujo normal de personas por los aledaños del congreso estaban abiertas, permitiéndonos pasar.

Nuestro grupo se dirigió a la zona de Sol cuando los manifestantes se dispersaron, pero nos comentaron (y posteriormente evidenciamos a través de los videos), que  los antidisturbios no terminaron la jornada ahí, si no que entraron en bares y coaccionaron a personas que creyeron que habían estado en la manifestación. Esto deja entre ver que la policía en esta ocasión hizo una limpieza de imagen delante de los medios de comunicación sin actuar violentamente, pero que cuando los periodistas habían desaparecido  y la manifestación parecía disuelta, volvieron a utilizar el método que siguieron para el 25-S, convocatoria inicial de Rodea el Congreso.




Todas las imágenes excepto las dos últimas son mías. Podéis hacer con ellas lo que queráis (para las dos últimas, pedir permiso. Repito que NO son mias).